El avance en la región de expresiones de ultraderecha de claro corte fascista obliga a las organizaciones populares a trabajar más que nunca en defensa de la democracia, no como simple expresión formal sino como régimen de convivencia real. Aquellos que a diario se manifiestan hipócritamente por las “libertades republicanas” son los que en definitiva desconocen la voluntad popular y el apego a la constitución y las leyes.