Desde la perspectiva de la izquierda y el socialismo, rechazamos de manera contundente cualquier intento de coartar la libertad de expresión y protesta. Creemos en una sociedad donde las políticas públicas sirvan al bienestar colectivo y no a intereses minoritarios. La historia del 2001 nos enseña que la fuerza de la gente es más poderosa que cualquier medida represiva.